Había una vez una casa en lo más alto y céntrico de la urbe, concretamente en el Albir. Cercada por jardines y verdes pasarelas que llevaban hasta ella. Un piso recién reformado y con espacios que contaban a gritos un sinfín de relatos a pesar de no haber alojado a nadie aún.
La historia del encantador y lujoso apartamento, según dicen, comenzaba en el salón – comedor abierto que invitaba a pasar los mejores momentos con la familia mientras las majestuosas vistas al mar se asomaban por el ajardinado balcón protegido por toldos y pérgolas en solárium.
Estaba surtido de comodidades y distribución inteligente, con un halo de luz que alumbraba cada rincón a través de las altas cristaleras. Sus amplias habitaciones constituían el refugio perfecto tras laboriosas jornadas, y la cocina moderna y americana equipada con materiales de la más alta calidad esperaba a que en ella se preparasen las mejores recetas.
El piso, en definitiva, lo tenía todo: sistema domótico para control de temperatura, accesos, iluminación, baños amplios, calefacción por sistema AIRZONE, etc; y estaba situado en una zona residencial tranquila, a orillas del mar Mediterráneo, cerca de parques, colegios y todas las comodidades necesarias. Una vivienda con rincones minimalistas y modernos que atesoraban creatividad y pasión, con un pasado celosamente guardado y abierto a un futuro aún por escribir.
Había una vez una casa en lo alto que esperaba por ti, un piso que permanecía expectante y listo para escribir los relatos de quienes querían empezar de nuevo. ¿Qué esperas para escribir tu historia? No pierdas la oportunidad de comenzar aquí el mejor de los cuentos.