Altea,
la mágica.
Paraíso a los pies del Mediterráneo que desafía la imaginación, cuyo nombre significa “yo curo”. Un rincón de España bendecido por los dioses, donde las leyendas cobran vida y la pasión se desborda en cada callejuela empedrada, con fachadas blancas que al ser ilumiadas por el sol sacan secretos guardados entre sus paredes ancestrales.
Las laberínticas calles del casco antiguo susurran cuentos de antaño e invitan a los viajeros a perderse entre sus encantos. En medio de los muros de sus edificios y las sombras de sus plazas se encuentra el alma de este oasis lleno de misterio.
Más que un destino, Altea es una experiencia que deja una huella imborrable en el corazón de quienes la visitan. Permanece seductora y vibrante como maravilloso balcón al mar, donde la pasión y la belleza se entrelazan en un baile eterno, invitándote a descubrir un mundo donde la fantasía se convierte en realidad.